Poesía

Loreto Sesma:



Balas

De que me sirve tener un corazón a prueba de balas, si lo que me mata es tu boca. A lo mejor es que yo soy masoca y necesito de tus arañazos para creer que he recuperado una de mis siete vidas. Como puedo ser tan imbécil  de depender de tus ronroneos a media luz, si se que en cuanto se te ponga la luna enfrente vas a brindarle la oportunidad de lamerle hasta la locura. Pero que no se me olvide, que no se me olvide….que soy mía antes que de nadie, que llevo la falda con la que se te orea, que soy fuerte, y que ser valiente no significa no llorar.

Que no se me olvide que es reír, que no se me olvide sentir, caer, tropezar, cicatrizar. Que no se me olvide como era antes de ti.
Porque también tengo una bala en la recamara esperando ser disparada, para luego perderse, me da igual ser una bala perdida desde que he encontrado en tu ombligo el epicentro de la Tierra, ahora que sé que soy capaz de reventar un terremoto si se cura entre tus piernas.

Tengo una pistola vacía que juega a matar gente, que la llamo cordura y es capaz de llevarte a la décima altura, para luego soltarte.
Tengo muchas historias entre manos y no sé qué tramas, pero tú ya no formas parte de ninguna. No me hagas agarrarme a tus pupilas, ¿no ves que ahora miro suelo?, miro al suelo porque te deje el mundo a tus pies y tú seguiste bailando como si nada. Miro al suelo porque veo tus pies moverse al compás de tus latidos, porque estás pisando mi corazón y tú sigues bailando como si nada.
Mira, mejor vamos a hacer como que no nos hemos conocido, como si hubiéramos venido a un programa de presa rusa, a un romance inventado.

Y cuando trates de empezar de cero, llegara alguien que te hará volar sin alaste partirás la boca por quitarle más las lágrimas que las bragas y te darás cuenta de que no sirve de nada un corazón a prueba de balas, si lo que buscas es que te mate, su boca.

No, por favor, decirle que vuelva, que viene el invierno y

el frío, que quiero recuperar lo mío, no me imagino un otoño sin deshojar sus párpados, sin ser los hijos vástagos de la generación que no creía en el amor. No me imagino vivir sin hacer manifestaciones en su cadera para denunciar lo desacuerdo que estoy con el mundo, sin decidir si salgo a flote o me hundo entre sus piernas cada noche. Sin apuntarme al derroche de saliva, a sus idas y venidas, a ser su salvavidas en cada derrumbe.
Por favor, decirle que vuelva, a quererme, a dispararme.


Ella sonríe en 14 de febrero
Estas preciosa. Si, estas preciosa cuando te enfadas, cuando lloras sin motivo alguno, cuando sonríes mientras te apartas ese mechón de pelo en los labios, mientras miras al vacío hundida en aquella canción que te recuerda a el. Cuando digas que tienes un cuerpo de mierda o que como me gustaría tener los ojos de otro color o el culo que tiene esa, cuando sientas que no puedes vencer sola cualquier día de la semana, cuando estés triste, cabizbaja…. Recuerda que eres preciosa. Recuérdalo cuando veas que ese pasa de ti, cuando no haya nadie que el lunes por la mañana te desee una feliz semana y no recibas ni un maldito mensaje durante días, por favor, recuérdalo. No dejes que la sociedad te etiquete con adjetivos que mas les gustarían a ellos tener, que te pongan una talla de ropa de la sección de vestidos anchos o muy estrechos y que decidan por ti lo que quieres que entre o salga dPablo Benavente:e tu coño. No dejes que nadie te diga jamas que no estas preciosa. Lucha, hazlo por ti, porque te lo mereces, porque te lo digo yo, porque estas preciosa…cuando todo venga de repente como si fuera un puto tsunami que arrasa todo, y te hunde y te ahoga, y te quita lo que mas quieres y no deja que respires ni un puto momento, recuérdalo…estas preciosa. Diles a todos aquellos que se han reído alguna vez de ti , a los que se han burlado, a los que han presumido de tener esto o aquello e hicieron que tu te fueras siempre cabizbaja pensando en todas esas palabras; diles ahora que estas preciosa y no les expliques el porque. Cuando lo veas besar a otra, pasear con otra o mirar a otra como te miraba a ti sonriele…porque tiene una ex preciosa. Cuando nadie apueste por ti coge todas tus fichas y hazlo tu. Cuando ya no te quede nadie en quien creer, cree en ti. Cuando ya no tengas nada que querer, quiérete a ti. Cuando ya no tengas por quien sonreír sonríe por ti y cuando ya nadie te lo diga recuerda que yo lo hice una vez, que te lo dije, que estas preciosa. Y si, esto es para ti, la que me lee, la que a sonreído o a la que le han entrado ganas de llorar, la que está igual de sola que yo y le gustaría que hubiera alguien ahí este puto catorce de febrero que le dijera que esta preciosa. Estas preciosa así, enamorada.

 Naufragio en la 338
 Mapas
Y con su voz un texto de Miguel Gane :Después, mañana



   Pablo Benavente:
 


















La chica del vestido blanco

Recuérdame, chica del vestido blanco, porqué pestañeé contigo.
Hoy he vuelto a pensar en ti, y me ha costado respirar,
como si ahora me atragantase por la magia recibida, o por la ausencia de ella.
Sólo sigo siendo ese idiota que prefiere presumir de haberte perdido que coger un peta,
sentarte en un banco cualquiera, y explicarte porqué
me pesan tanto estas manos, porqué
tengo miedo, porque tengo miedo,
no es la primera vez que me oyes decirlo y es la verdad,
estoy acojonado de hacerte preguntas, y no aparecer, ya, en tus respuestas.

Sigo dándole vueltas a todo, chica del vestido blanco,
cuando me decías que siempre estarías para mí,
te juro que me imaginé otra cosa.
No perdiste las alas ni en mitad de la huida, nunca
dejaste de ser exacta, ni siquiera al enamorarte de nuevo,
ni siquiera al aceptar mi propuesta de distanciarnos,
absurda, por cierto, ahora que la veo,
no sé en qué momento pudo parecerme buena idea no saber de ti.
A pesar de nunca estar a tiempo, a la hora de la verdad,
nunca me pierdo el inmortal estado ‘en línea’ en todas las redes
en las que no terminamos de borrarnos, por pánico,
orgullo, o, quiero pensar, por si algún día recordamos qué
nos dejamos sin decir, de qué nos arrepentimos, o qué no volveríamos a hacer
y, por fin, nos damos cuenta de lo estúpidos que fuimos
colgando el hábito, y la espada,
en la pared de una habitación que, ya,
nunca iba a ser la nuestra.
Nosotros, que tuvimos tantas.

Me siento como otro muchacho de más echando de menos cuando no debe,
otro pequeño llorando solo en una esquina con las rodillas destrozadas
tras su primer viaje en bici sin las ruedas de atrás,
como aprender a saltar al vacío sin paracaídas,
o como acabar en mitad de un naufragio sin saber, apenas, nadar.
Jamás pensé que fueses a doler tanto.
Dime, si la esperanza es lo último que se pierde ¿Qué
cojones
perdimos,  nosotros,
primero, chica del vestido blanco?
Dime ¿Qué opciones tuvimos si, desde el principio,
fuimos dos ceros soñando con sumar?
¿A qué turbio titubeo debo agarrarme ahora que no me bebo tus cantos de sirena?
¿Qué clavo ardiendo no va a apagarse cuando no estés?
Dime, cómo voy a lucir este traje de luto bajo trinchera
si eras tú la única guerra que merecía la pena.
Dime, chica del vestido blanco, cómo hago ahora
para quedarme con la poesía, si te llevaste, encima,
todos los poemas.

Lo hemos hecho tan mal que cientos de efectos mariposa
deben estar maquinando colocarnos en un bar para decirnos,
con la boca llena de rabia,
todo lo que nos ha quedado pendiente.
Para decirte, chica del vestido blanco:
¿Por cuántas cervezas me canjeas un parasiempre esta noche?
¿Cuántos equilibrios tengo que hacer, sobre estos dedos, para que me creas?
Dímelo, no los tengo para otra cosa.
Quédate, y hagamos de estas horas, un racimo de sueños,
déjame verte sonreírme con los ojos una vez más,
ignora a tus amigos, sabes de sobra que, el mar, no cabe en ninguna caracola,
abramos de par en par las ventanas, no te concibo sin un poco de espectáculo,
y tápame la luna con tu silueta, no dejes que me  pierda ni un solo detalle.
Deja que me asegure de que aún puedo hacer feliz a la única persona que, siempre, lo ha merecido.

No lo entiendes, chica del vestido blanco,
yo sólo venía a decirte que en este metro cuadrado de sudor aún cabemos los dos,
que bajo este sombrero no siempre llueve
y que, si dejé un rastro de arena,
unas huellas grabadas en la tierra,
no pretendía hacerte más daño
era por si, algún día, reconsiderabas
volver sobre tus pasos.

Morir no suena tan mal 

Me encanta la facilidad con la que nos prometemos eternidades
que no compartiremos, pero sí veremos juntos,
mano a mano,
codo con codo
y puede que, si me dejases,
ombligo contra ombligo.
Creo que moriré de viejo
sólo porque siempre quise morir joven y el karma
me debe unas cuantas.
Moriré viejo y solo,
pero ya le voy viendo sus puntos fuertes,
tu bailarás salsa con las demás abuelitas,
yo babearé un poco más que el primer día que te vi bailar
pero ahora con algunas arrugas de más y algún sentimiento de menos
y seguramente me pondré celoso del viejo verde de mi derecha que me dirá:
Qué buena está la monitora de salsa ¿Eh?
Y con una mezcla de pena y alegría
pensaré como decirle que te conozco mejor que nadie.
Seremos viejecitos en el mismo parque
y yo seguiré con la broma de
¿Ya? cuando digas Me voy. Si aún ni he empezado.
Y puede que le tapes los oídos al pequeño
para que no oiga mis burradas y, de paso,
restarle importancia a ese rosado de tus mejillas arrugadas.
Nunca cambiarás.
Y sonreiré con una de esas sonrisas tristes de cientos de años
queriendo lo mismo.
¿Cómo voy a cambiar, si sigues existiendo?

De la gira Sombreros hundidos con Luis Fercán :Dime qué hago & Chica del vestido blanco
Texto de Loreto Sesma, versión invertida: Conocerte



Pliegues
Quiero que tengas la luna un poco más cerca,
que dejes de notar la gravedad.
No es tan difícil si dejas de pensarlo un segundo.

Quiero darte un besito en cada herida,
marino,
salado,
que escueza
y de ese modo
no puedas nunca olvidarte de mí.

Quiero curarte el insomnio,
acunarte en mis ojeras,
hacerte cosquillas con las pestañas
y que algún día te hagas hueco en mis pliegues.

Quiero que seas tú toda nuestra vida,
apartarme el cabello blanco de los ojos
y seguir viéndote bailar con la misma
sonrisa de octubre y no otra;
con la misma mirada de otoño y jamás otra.

Quiero encontrar al joven en el viejo
y que nunca nos distorsione el amor.
Quiero seguir enamorada de ti,
y nunca dejar de reconocerte.

Quiero ser pasado, presente y futuro 
y navegar en tu percepción del tiempo;
quiero hacerme vieja anudada a tus entrañas,
y poco antes de morir,
tatuarme que eres el amor de mi vida.

Entrar a la ducha juntos con la piel ya arrugada
y sentir que hemos vivido,
que estamos vivos,
y que te quiero como te quería 
cuando te empecé a querer.

Es, por encima de todos.
Es el golpe de aire que entra en los pulmones
justo antes de la asfixia.
Es todos los lugares de los que me he ido
queriendo quedarme a vivir;
y a morir.
Es cada uno de esos atardeceres que he visto desde el mar
rogando que no acabaran.
Es toda la abstracción que cabe en un segundo,
y la caída mortal que me despierta de cada pesadilla.
Es chocolate y es caramelo.
El yin y el yang.
La adrenalina tras el paro cardíaco.
El golpe justo después de la anestesia.
La libertad más arraigada.
El más sonriente de mis miedos.
Mi paz, mi guerra.
Mi grito más íntimo.
Mis veinte millones de lágrimas de felicidad.
Los platos rotos en las aceras de mi ciudad.
El equilibrio.
La caída de cada uno de los muros
que construyeron para mí.
Mi constante recuerdo.
Mi intermitente huida.
El levante que me lleva siempre a casa.

Su beso es el punto de apoyo
con el que podría mover el mundo,
si es que el mundo me importara algo
mientras le beso.

Él es todos los poemas de amor que me quedan por escribir.

                            Idas y venidas  

Yo, que era de los tristes,
derramé el agua de todos los vasos
medio vacíos
que se interponían entre mi presente
y mi futuro.

Yo, que me desperezaba de toda esperanza
cada mañana al abrir los ojos
por no pelear contra la ausencia de ganas,
vi arder en mis sueños campos de tréboles
de cuatro hojas cerilla en mano
para despertar creyendo,
pero no en la suerte. 

Yo, que saboreé el hastío más insípido
al buscarme entre un montón de gente
que no era yo,
acabé encontrándome cuando 
dejé de reconocerme.

Yo, que era de los tristes,
un día sonreí.

La vida sigue siendo terrible,
pero tengo tus ojos
para mirar lo lleno que puede estar un vaso vacío;
desperezarse tiene que ver con rozar tus pies fríos,
y creo más en el campo de causalidades que te han traído
hasta aquí que en un incendio de casualidades sin sentido;
me empujaste del hastío al amor,
y me encontré en ese punto donde
"me quiero" y "te quiero" se unen.

Y aun así 
a veces,
los fantasmas me cierran los ojos,
me atan las manos,
me cierran la boca,
me gritan que estoy loca
y hacen que me pregunte 
quién soy y por qué
te pareces tanto al incendio,


Yo, que era de los tristes,
ahora lo entiendo:
formar parte de algo grande
siempre me ha hecho sentir 
infinitamente pequeña,
es normal perderse 
viviendo en un corazón tan
inmenso como el tuyo.
 
 Sara Bueno, conocida como Sara Búho se dio a conocer por sus bonitas frases y sus videos de youtube. 

- En la Tertulia de Granada el pasado 5 de marzo: Cobarde
 " Si piensas que el amor es decepcionante, si sabes lo que es el amor, ni lo que es la decepción" Sara Búho.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario